sábado, 23 de enero de 2016

Ever, Jonas, Parejo


Si hay algo que no me canso de repetir es que la afición del Valencia, la que día a día sufre esta pasión, es inteligente y sabe de fútbol. Quizá sea debido a que a golpe de sufrimiento y de vaivenes no nos ha quedado otra que aprender conceptos e ideas que otros ni siquiera se han planteado necesitar. Pongo un ejemplo, yo, que tengo formación económica, aprendí muchísimo más sobre negocios y economía del proceso de venta del Valencia que de algunos profesores de la Facultad.

Eso sí, igual que digo una cosa digo la otra… La afición del Valencia tiene tendencia a sentenciar con facilidad a jugadores (incluso a entrenadores) y una vez puesto el San Benito es casi imposible de quitar. A Ronald Koeman me remito, ni una Copa del Rey ni sus éxitos posteriores han hecho cambiar de opinión a los que le juraron odio eterno por apartar a un cáncer como Albelda. Que esa es otra, esto que digo no es algo que sea un secreto, y bien que los periodistas de esta ciudad se valen de ello según sus intereses.

Dicen que es mejor caer en gracia que ser gracioso, y esto es algo que se puede aplicar perfectamente a lo explicado anteriormente. Parejo bien sabe de lo que hablo… Jamás cayó en gracia a gran parte de la afición, su proveniencia (es canterano del Madrid), sus andares desganados sobre el campo o como comentaba por Twitter esta mañana, su cara de tonto, han hecho que se haya ganado una fama de vago y de desconectado que no acaba de merecer. Y sí, yo también lo he visto perder balones tontos, pero esto es algo que no es exclusivo de él.

Cuando las cosas no salen la búsqueda de explicaciones por parte de la afición suele tener un objetivo claro: el banquillo. El problema viene cuando el cambio en el banquillo no ayuda a remediar la situación, entonces la mirada suele tener dos posibles objetivos, el palco o el verde. Cuando es el palco las cosas se precipitan (recuerden los Llorente Vete Ya) pero cuando es el verde los gritos de “Jugadores Mercenarios” suele llevar aparejados la elección de una cabeza de turco.

La representación de este papel le ha tocado en esta crisis a Parejo, pese a que la imparcialidad que ofrecen las estadísticas nos demuestra que dista de ser el peor jugador del equipo, ni mucho menos. Pero al de Coslada le perjudica, más allá de los prejuicios, su posición en el campo. Cuando un equipo no funciona esconderse siendo delantero o defensa es mucho más sencillo que hacerlo siendo centrocampista, si a ello le sumamos la personalidad de Parejo y esa habilidad para pedir la pelota y no esconderse nos encontramos con un jugador que vive en el ojo del huracán. El mejor ejemplo de esto es comparar su reputación con la de su compañero de fatigas, André Gomes, el portugués, que sobre el verde es espectacular y carismático, se salva de las criticas pese a tener peores números y, lo que es peor, desaparecer de los partidos delegando la responsabilidad en un Parejo que no duda en pedir la pelota.

Esta sobreexposición acaba matando al futbolista, que termina por ver en la salida del club (renunciar a la capitanía es el primer paso) una solución a los problemas que está atravesando. Esto es algo que no es la primera vez que lo vemos, otros jugadores como Banega o Jonas, con más fama que realidad en sus críticas por parte de la grada, también vieron en la salida la mejor solución. Curiosamente en sus nuevos equipos su rendimiento volvió a ser el esperado cuando se vieron liberados de la presión. Este debe ser el espejo en el cual se está mirando Parejo, y por tanto entiendo perfectamente su deseo de salir y huir de Mestalla, está más que justificado.

La duda es. ¿Podemos permitirnos perder a Parejo? Con todos sus defectos y problemas sigue siendo el único jugador capaz de echarse a la espalda al equipo y hacerlo jugar con un mínimo de criterio. Si a ello le sumamos su clarividencia en la salida, su disparo lejano y su habilidad como lanzador de faltas, creo que el Valencia que queremos construir no puede permitirse el lujo de perderlo. Por supuesto, tiene defectos, pero es que si no los tuviera no estaría jugando aquí…

domingo, 17 de enero de 2016

Nadie quiere que el Valencia funcione


Me había prometido a mí mismo dejar de hablar del Valencia C.F. en el blog, por un simple motivo, de un tiempo a esta parte todas las entradas acaban sonando a lo mismo y parezco un agorero avisando del juicio final con clarines y timbales. Pero lo de hoy supera ya mi autocensura y me enciende y me enerva.

Seré sincero, llevo sin ver un partido entero del Valencia desde el que jugamos en Gerland, y es que al final lo que estamos viendo ahora no es que nos venga de nuevo, es algo que llevamos viendo desde esta pretemporada. Desde ese fatídico momento en el que Peter Lim, o quien sea que le asesore en temas de balón, decidió destrozar un equipo al que solo le faltaban unos pequeños retoques para alcanzar el siguiente nivel (yo estaba ilusionadísimo en Junio, de verdad) por una pura cuestión de egos. Y si, lo digo claro, este desastre empezó cuando Jorge Mendes trató de meternos con calzador a Rodrigo Caio y los dirigentes del club trataron de frenarlo. Ahí empezó esta espiral de locura que se llevó por delante una dirección deportiva que funcionaba y de paso la competitividad del equipo y la ilusión de su afición.

Pero si hay algo que me enerva de verdad es que la crisis que vivimos no es una catástrofe natural ante la que solo te queda resignarte, no, en realidad es una crisis provocada por unos motivos muy claros y con una solución sencilla si hubiera voluntad de aplicarla. (Es curioso lo extrapolable que esta frase a otras crisis que vivimos). La pregunta es. ¿Hay voluntad dentro de las oficinas del Valencia para solucionar este desaguisado? Lo grave es que no parece haberla.

¿Pero cuál es esa solución?, preguntaran algunos. Pues en realidad simplemente necesita de aplicar el sentido común. No hablo de maravillas, sino de hacer lo que ya hiciste el año pasado, buscar una idea de equipo, traer a un director deportivo de acuerdo a esa idea y rodearlo de profesionales para que busquen jugadores que se adapten a esa idea. Si a ello le sumas que el Valencia C.F. tiene la suerte de tener una cantera capaz de sacar jugadores de Primera División cada año montar una plantilla competitiva no debería ser complicado.

La pregunta que hay que hacerse entonces es porque no se aplican las soluciones si son tan sencillas… Si se aplica la lógica no hay más que repetir lo que ya se hizo anteriormente y funcionó. Como no se hace hay que llegar a la conclusión de que no existe lógica en los movimientos de la nueva directiva del club, pero siendo los dirigentes del equipo gente racional y con experiencia en su trabajo, no es concebible que caigan en un error así…

Esto que voy a decir a continuación es duro, pero es lo que creo… Si la lógica nos indica que la solución a aplicar es sencilla y no se aplica quizá es que el objetivo buscado es diferente al que el reto esperamos. Creo que debemos empezar a considerar que el objetivo que busca esta directiva va más allá de ganar o perder partidos… Situaciones como la llegada de jugadores inexplicables y procedentes siempre de la misma mano o el fichaje de entrenadores con poca o ninguna experiencia solo puede tener una explicación: El Valencia C.F. se ha convertido en un eslabón más del sistema de Mendes y otros para foguear a futbolistas y entrenadores y darles visibilidad en una gran liga como la española. No hay otra manera de explicar los movimientos que no sea esa.

Esto también explica otras cuestiones como la llegada de Suso, que en el fondo no es más que otro tentáculo de Mendes, o la futura llegada de Jaume Orti para convertirse en la nueva cuchara (ni pincha ni corta) de Lim en Mestalla. Meriton ha detectado el enfado de la afición y trata de atraerla con un cambio de relaciones públicas, con la llegada de viejas glorias (de ahí el globo sonda de Albelda y Cañizares) para conseguir atraer al público perdido. El problema es que la afición del Valencia, si algo tiene, es inteligencia, y no es tan fácil de engañar como muchos creen. O el balón entra, y debe empezar a entrar ya, o los pañuelos miraran al palco. Lim no es tan intocable como cree.

Lo peor de todo es que el problema que estamos viendo en estos momentos es algo que algunos veíamos ya en verano, mientras los fichajes inexplicables llegaban uno tras otro y el equipo se desangraba en pachangas de pretemporada. Paciencia nos pedían desde todos los lados, mientras se nos echaba en cara que éramos demasiados aficionados a quemar la falla. Pero ya se sabe que la afición del Valencia si algo tiene, es que es mala…

martes, 12 de enero de 2016

Mandar a la mierda a Hitler


Cuando se piensa en la Alemania Nazi hay una idea que está muy extendida y no acaba de ser correcta. Más de uno cree que por algún motivo no muy bien explicado los más de 66 millones de alemanes (que serían 87 antes de la guerra, al sumar a Austria, Bohemia y Moravia) se volvieron locos de remate y, entre 1933 y 1945, decidieron atacar a toda Europa y de paso llevarse por delante a cualquiera que no estuviera dentro de sus cánones raciales. Es como si Hitler y el Nacional Socialismo hubiera convertido a toda la población alemana en barbaros beligerantes y genocidas. Esto, obviamente, es absurdo. Por ejemplo, en las últimas elecciones libres, en marzo de 1933, el NSDAP obtuvo solo 17 millones de votos.

Es más, desde antes de que las propias democracias occidentales decidieran en 1939 que ya había llegado el momento de pararle los pies a Hitler, después de regalarle por el camino a Austria y Checoeslovaquia como ofrenda cual dios azteca, había alemanes que ya habían pagado con su vida haberse opuesto al dictador. No es la primera vez que hablamos de ellos en este blog, gente con las ideas claras y el valor y la valentía para hacer ver que no compartían la injusticia que ocurría en su país. Los primeros en sufrir cárcel, exilio o muerte, fueron los izquierdistas (11 millones de votos en las elecciones de 1933 entre comunistas y socialistas) pero no serían los últimos. Gente de centro e incluso derechistas los acompañarían pasado el tiempo, cuando comprobaron su deriva dictatorial.

De uno de estos derechistas rebeldes vamos a hablar hoy. De un hombre que tuvo el valor de decirle a un Hitler que trataba de congraciarse con él que se podía ir a la mierda, y no contento con eso tuvo la capacidad para esquivar la cárcel o la muerte gracias a la ascendencia que tenía sobre el pueblo alemán. Hablamos de un militar condecorado, de un héroe de guerra, de un hombre que repudiaba a Hitler y que le dijo a la cara lo que opinaba de él y de lo que estaba haciendo en Alemania. Hablamos de Paul Emil Von Lettow-Vorbeck.
                                                                                                                         
La pregunta obvia es. ¿Qué hizo Lettow-Vorbeck como para poder permitirse tal desaire al dictador? Para saberlo vamos a hacer un viaje atrás en el tiempo y en el espacio. Concretamente hacia la colonia del África Oriental Alemana de 1914. Este territorio había sido conseguido por los alemanes en 1880, tras el Tratado de Berlín (Donde las potencias europeas se repartieron África) y estaba situada bajo el Cuerno de África, en las actuales Tanzania (sin Zanzíbar), Burundi y Ruanda. En 1914 la colonia era la más prospera de todas las del continente y los indígenas, tratados con cuidado y respeto, tenian un gran apego a su metrópoli, lo que sería importante en lo narrado a continuación.

En 1914 el mando de las Fuerzas de Protección de la colonia (las Schutztruppe)  recaía en Paul Emil Von Lettow-Vorbeck, descendiente de militares prusianos (su padre había combatido en la Guerra Franco-Prusiana) y con gran experiencia en conflictos coloniales, ya que había estado en la Guerra de los Boxers contra China y en las distintas colonias con las que contaba su país en África. Gracias a esto había aprendido muchísimo sobre los nativos y entre sus habilidades, por ejemplo, estaba la capacidad para hablar suajili, la lengua de los habitantes de la colonia. Bajo su mando tenía alrededor de 260 oficiales europeos y 4000 soldados nativos, llamados askaris (soldado en suajili), pobremente armados (la mayoría de su armamento era de la Guerra Franco-Prusiana, cuarenta años atrás) y con problemas de logística y suministros.

Cuando empezó la Gran Guerra en Agosto de 1914 Lettow era consciente de que con las pocas tropas que tenía bajo su mando mantener la colonia iba a ser una tarea prácticamente imposible, ya que estaba rodeada por completo de enemigos, concretamente británicos, belgas y, cuando se unieron a la guerra, portugueses. Sobre el papel las colonias debían ser neutrales en caso de conflicto en Europa, pero ninguno de los contendientes hizo caso a aquello y poco a poco las colonias alemanas fueron cayendo en poder de los aliados. Esto hizo que los alemanes, ya resignados a perder sus posesiones ultramarinas, dieran orden a sus fuerzas en ellas (incluidas las flotas, que pasarían a ser corsarias) de retrasar y distraer el máximo posible de fuerzas enemigas para que no pudieran combatir en Europa, misión que Lettow cumpliría a la perfección.

Para retrasar el máximo posible los ataques británicos Lettow decidió empezar a desgastar a sus enemigos atacando las comunicaciones en sus propias colonias, destruyendo vías de tren y atacando convoyes de suministros. Con esto empezó a entrenar a sus askaris, de paso aprovecho para hacerse con pertrechos y municiones, de las que estaba escaso. Estos ataques obligaron a los británicos a atacar la colonia en noviembre de 1914 con sus propias tropas coloniales, provenientes de la India. Pese a la superioridad numérica, 8.000 hombres frente a poco más de 1.000, Lettow les derroto en la Batalla de Tanga, perdiendo menos de cien hombres y ganando, además, gran cantidad de pertrechos, lo que le permitió dotar a sus fuerzas de armamento moderno. Con esta victoria, además, logró evitar la toma rápida y fácil de la colonia, consiguiendo su objetivo de alargar la guerra lo máximo posible.



Con ese objetivo en mente siguió defendiendo la frontera norte, llegando incluso a invadir la África Del Este Británica. El contraataque inglés recuperó con rapidez el terreno e incluso llegó a invadir una parte de la colonia alemana, pero Lettow consiguió expulsarles de nuevo en la Batalla de Jassin, pero con muchas mayores pérdidas, algunas de ellas irremplazables como 27 oficiales alemanes. Estas pérdidas le convencieron de la necesidad de pasar a la guerra de guerrillas y dejar los ataques tradicionales para cuando tuviera superioridad. Con eso en mente se dedicó a reclutar más hombres entre los nativos y los colonos alemanes, llegando a reunir un ejército de 12.000 askaris y 3.000 alemanes a finales de 1915. Armados gracias al armamento capturado a sus rivales y con la artillería que había podido rescatar del buque corsario alemán “Koenisberg” antes de ser hundido por los ingleses en las costas de la colonia, Lettow se dispuso a complicar la vida a las tropas coloniales aliadas.

Los ataques guerrilleros a las comunicaciones inglesas y las molestias que ello suponía para el esfuerzo de guerra británico siguieron hasta que en 1916 los aliados decidieron conquistar de una vez por todas la colonia. Para ello reunieron a 45.000 hombres bajo el mando del General Sudafricano Jan Smuts en el norte, esto unido al apoyo belga y portugués en las otras fronteras llevó a Lettow a dejar de defender el territorio y limitarse a mantener en movimiento a sus tropas para poder seguir atrayendo enemigos. En septiembre de 1916 solo mantenía bajo su control un pequeño pedazo del sur de la colonia, pero sus rivales no estaban mucho mejor, sus ataques guerrilleros y las enfermedades tropicales habían diezmado a los invasores, que no pudieron continuar su ofensiva.

En 1917, pese a todo, su posición era desesperada y aunque había conseguido rechazar los intentos ingleses de conquistar sus bases su incapacidad para reponer sus bajas era un grave problema al que había que sumar su falta de suministros. Esto hizo que en Noviembre de 1917 para evitar ser capturado por los ingleses cruzara a la colonia portuguesa de Mozambique, en el sur. Las novatas tropas coloniales portuguesas, cogidas completamente por sorpresa, fueron superadas por los veteranos askaris de Lettow que capturaron depósitos de víveres y municiones, e incluso un barco hospital, recibiendo los suministros que tanto necesitaban. Tanto fue el éxito de la invasión de Mozambique que en Septiembre de 1918, con la guerra casi acabada en Europa, Lettow fue capaz de amenazar la capital de la colonia. Los esfuerzos de sus rivales para defender la ciudad le dejaron vía libre para regresar al norte, a la África Oriental Alemana, donde incluso llego a atacar la vecina Rhodesia Británica, donde derroto a los ingleses el 13 de Noviembre de 1918, un día antes del final de la guerra.

La rendición alemana le sorprendió en esta colonia, por lo que las noticias no le llegaron hasta el 25 de Noviembre, donde por fin, sin un país por el que luchar, Paul Emil Von Lettow-Vorbeck se rindió a Jan Smuts cuando contaba con un ejército que no llegaba a los 5.000 hombres. Lettow y los alemanes de su ejército volvieron a su país, quedándose los askaris en la colonia, ya bajo control inglés. A su regreso fueron recompensados con un desfile por el centro de Berlín, ya que fueron los únicos soldados alemanes que no habían sido derrotados durante la Primera Guerra Mundial, seria de las pocas consideraciones que recibiría por parte de los alemanes.



La posguerra fue dura para Lettow-Vorbeck, que veía como su país se asfixiaba bajo el Tratado de Versalles. De talante conservador y monárquico participó en la represión de los levantamientos comunistas de 1919, siendo esta su única mancha en el historial, llamando la atención del creciente NSDAP de Adolf Hitler, que tratara de atraerlo a sus filas, pero Lettow se negara a ello y se unió al DNVP, el gran partido conservador de la República de Weimar. Esto le permitirá llegar al Reichstag, donde desde 1928  hasta 1930 trató de detener el ascenso nazi desde el parlamento. Durante este tiempo, también, fundó una empresa de importación y exportación en Bremen, lo que le permitirá mantener el contacto con los británicos, sobre todo con Jan Smuts, con el que trabara una fuerte amistad.

Ya con Hitler en el poder Lettow se apartó de la vida política y siguió dedicado a sus negocios, aunque con la amenaza nazi sobre él, lo que llevo a que en más de una ocasión la policía registrara sus posesiones. Pese a todo Hitler poco podía hacer contra él ya que era considerado un héroe por gran parte de la población, por lo que en un último intento por atraerlo le ofreció en 1938 el cargo de Embajador en Gran Bretaña. Hitler confiaba en que el respeto que los británicos le tenían a Lettow le permitiría seguir apaciguándoles, pero el viejo general se negó a ello y literalmente lo mando a la mierda. Este fue el fin de su vida pública.

Incapaz de acabar con su vida como haría con muchos otros debido a su popularidad Hitler se limitó a ignorarlo, por lo que la Segunda Guerra Mundial fue para Lettow una época muy dura, recluido prácticamente en su casa de Bremen y sobreviviendo gracias a la ayuda que Jan Smuts, y tantos otros oficiales británicos, le ofrecían gracias a los contactos conseguidos con su empresa de exportación. A ello hay que sumar la destrucción de su casa y la muerte de dos de sus hijos en el frente.

Finalizada la Segunda Guerra Mundial e invitado por su amigo Smuts, convertido en Presidente de Sudáfrica, visitará de nuevo África, reuniéndose incluso con sus viejos askaris. Los problemas de sus viejos soldados y la muerte de Smuts en 1950 le afectarán profundamente, y pasara el resto de su vida tratando de conseguir una pensión del Gobierno Alemán para sus antiguos soldados. Solo tras su muerte, en 1964, la RDA decidirá reconocer a los askaris, pagando una pequeña pensión a todos los combatientes que siguieran vivos y pudieran demostrar que habían luchado junto a Lettow.

Esto nos dejará la última anécdota de la historia. Cuando en los sesenta los funcionarios alemanes volvieron a sus viejas colonias para ofrecer pensiones a los soldados supervivientes. El paso del tiempo había hecho que la gran mayoría de los soldados hubiera perdido su documentación, por lo que para demostrar su historia llevaron botones, balas o viejos uniformes… Finalmente se optó por un método mejor, se les ofreció un bastón y se les dieron órdenes en alemán, idioma con el que habían sido instruidos, para que demostraran  que realmente habían combatido en el ejército.  Todos los que se presentaron fueron capaces de representar las ordenes, tal era el prestigio que tenía Lettow en aquel territorio que nadie trato de obtener una pensión que no merecía.

martes, 5 de enero de 2016

Navidades, tradiciones y el timo del cristianismo



Vuelvo al blog tras las vacaciones pero no lo hago con una anécdota histórica (aunque tengo una genial preparada, a la cual le estoy dando los últimos retoques) sino con un pequeño articulito de opinión que mi intención es que no se alargue en exceso.

De un tiempo a esta parte no hago más que leer criticas (muy parecidas entre ellas la gran mayoría, por cierto) en las redes sociales hacia todos los diversos intentos que estamos viendo por parte de los llamados “Ayuntamientos del cambio” por hacer cambios en las fiestas de la navidad y quitarles ese revestimiento religioso del que están barnizadas en este país. Y sí, soy consciente de que la navidad es una fiesta religiosa, no necesariamente cristiana, pero si, con un trasfondo religioso.

Eso sí, sus orígenes no hacen que la navidad deba convertirse en algo religioso, ni mucho menos… En el fondo todas las celebraciones humanas están basadas en cuestiones religiosas sin que ello haya evitado que a lo largo del tiempo estas hayan cambiado. Y esto es algo de lo que hay que hablar, parece obvio que Jesús de Nazaret no nació en Diciembre, sino que lo hizo, según cálculos, a finales de verano, seguramente en Septiembre. ¿A que así cuadra más que haya pastores y ovejas al aire libre? La elección del día 25 de Diciembre parece ser posterior, del S. III, y con ello se buscaba adaptarse al mundo romano haciéndola cuadrar con una festividad latina. Y que mejor para celebrar un nacimiento que la festividad la del Sol Invicto, incluida durante los Saturnales romanos, que se celebraba durante el Solsticio de Invierno, concretamente el día 25 de Diciembre.

Con esta explicación simplemente quiero decir que la navidad no es más que la celebración del solsticio de invierno, que los cristianos igualaron al nacimiento de su dios como muchos otros pueblos lo hicieron con anterioridad, por ejemplo los romanos con el sol, aunque hay más. Horus y Osiris (su historia es calcada a la de Jesús), Hermes, Buddha, Zarathustra, Krishna… En fin… Que los seres humanos llevamos celebrando los solsticios (también el de verano, ojo, recordad las hogueras en San Juan) desde mucho antes que el cristianismo se apoderará de las celebraciones.

Es por ello que no entiendo las críticas desde parte de algunos sectores hacia las decisiones de los nuevos alcaldes para quitarle la capa cristiana a la celebración y tratar de hacerla más accesible para todo el mundo. Me hace gracia sobre todo oírles escudarse en una tradición que como hemos visto no es suya, sino de otros… Celebremos los Saturnales, ¿Por qué no? Si hablamos de tradición la celebración de esta fecha nos viene desde Roma. Y si lo importante es la antigüedad… Esto, obviamente, es una chorrada, pero es una demostración de lo absurdo que es el argumento de la tradición.

La cuestión es bastante más seria. Sobre el papel España es un país laico, sin religión oficial, y por lo tanto todas estas fiestas, que pueden celebrarse sin problemas, no deberían contar con apoyo estatal. Por supuesto, esto no pasa, la Iglesia Catolica sigue estando pegada al estado, viviendo de él a través de los impuestos y además libre de ciertas cargas como el IBI. Ojo, los mismos que critican que se usen sus impuestos en no celebrar algo religioso parecen obviar que durante años se han celebrado sus religiones con los impuestos de otra gente que no cree en lo que ellos creen.

Pongamos un ejemplo. Imaginemos que mañana Joan Ribó decide empezar a pagar a todos los que lo deseen entradas para ir a Mestalla a ver el Valencia C.F. ¿Cómo reaccionarían los no valencianistas? Dirían que esto es una locura, que jamás se debe usar dinero público para aficiones privadas (Y digo esto siendo consciente de que el Valencia fue rescatado con dinero público, pero el ejemplo sigue valiendo). Entonces, ¿Por qué a nadie le parece mal que se gaste dinero público en celebraciones cristianas? Cada uno es libre de celebrar y creer en lo que considere oportuno, pero con su dinero y en sus iglesias… No en la calle y con el dinero de los demás.

Y no me quiero ni imaginar la que se montaría si algún ayuntamiento apoyara una celebración musulmana…