lunes, 21 de diciembre de 2015

No nos desesperemos, hay cambio



En este blog somos aficionados a hacer pequeños análisis electorales tras noches como las de ayer, y no es la primera vez que lo hacemos. Con ello tratamos de sacar pequeñas conclusiones, desde un punto de vista personal y subjetivo, de lo que ha salido de las urnas, aunque esta vez tratar de hacer un análisis a futuro es una tarea excesivamente complicada, por lo que vamos a centrar el análisis en otras cosas.

Ayer me sorprendió ver mucha desilusión y desesperación en una izquierda que quizá esperaba una victoria clara y una representación parlamentaria que llevara el “cambio”, o todo el cambio que puede ser la socialdemocracia de Podemos, al máximo órgano legislativo español.  Pensando en frio y con los números en la mano puedo entender la desilusión, ya que una nueva victoria de un partido que se ha dedicado durante 4 años a robar, legislar contra la mayoría y delinquir duele, pero mientras la ley electoral siga primando ganar una provincia como lo hace en la actualidad veremos sobrerrepresentaciones como al de ayer continuamente, ojala alguien tome nota de ello.

A pesar de todo la España de los últimos 80 años, como mínimo, ha cambiado a partir de la noche de ayer. Hoy es el primer día desde que la democracia finalizo en este país en 1939 en el cual no sabemos cuál va a ser el próximo presidente del gobierno, y eso es un cambio muy importante. Se acabaron las mayorías absolutas, se acabaron los rodillos, se acabó el gobernar por decreto… Nada más hay que ver el miedo de algunos voceros del régimen ante la “Ingobernabilidad” o “Italianización” de España. Algo lógico ya que dentro de su prisma todo lo que se salga de lo previsible u obligue a pactar y dialogar y no a imponer es un desastre. Bienvenida sea esa ingobernabilidad.

Si vamos sigla a sigla encontramos, para empezar, a un Partido Popular que pese a haber ganado las elecciones dista de estar para celebraciones. La derecha española no sabe pactar, lo ha demostrado continuamente, en sus 54 años de gobierno solo han sido capaces de imponer su cosmovisión a golpe de autoritarismo, ya sea tras un Golpe de Estado o con mayorías absolutas o casi absolutas. Esto les va a costar de asimilar y su falta de cintura y su desprecio por la oposición en los últimos cuatro años les va a complicar conseguir pactos, salvo que desde arriba haya órdenes de lograrlos, eh Pedro Sánchez.

En segundo lugar está el PSOE, que celebra unos resultados que distan mucho de ser buenos pero que les ha permitido salvar los muebles y además tener la llave para el gobierno. La cuestión con el PSOE es la de siempre, ¿Sera capaz de olvidar por una vez la “responsabilidad” y plantar cara al PP y a las elites? Todos sabemos de qué pie cojean y no tardaran mucho en salir  grandes figuras como Felipe González o Susana Díaz a hablar de Gran Coalición y de la responsabilidad de salvar España dejando hacer al PP. ¿Qué hará el PSOE? ¿Volverá a traicionar a unas bases que ayer les dieron una última oportunidad o hará caso a sus jefes del IBEX?

Hablando de IBEX este párrafo debería estar dedicado al “Cambio Sensato” que al final ha tenido de sensatez la justa y de cambio nada, pero tras las declaraciones de Rivera hablando de dejar gobernar al PP hay poco más que añadir. Hasta aquí llego Falangito, ya han cumplido su misión y han sido el apoyo de las elites para que nada cambie, aunque por suerte gran parte de la gente no les ha creído, y menos mal… Gracias por participar Albert, pasa a recoger tu cheque.

Finalmente llego al meollo del asunto. No me gusta Podemos, como mínimo el actual, igual que compartía muchísimas ideas con el de hace un año y medio su giro a la derecha y la moderación de su discurso, abrazando de lleno la socialdemocracia y rindiéndose a la OTAN, pero no negaré que ayer lograron un triunfo. Ya no tanto a nivel de representación, que está muy bien, sino introduciendo nuevas fórmulas en la política española como las coaliciones que vimos en Galicia, País Valenciano y Catalunya, donde su éxito ha sido arrollador. Quizá de haber mantenido ese interés por los pactos en otras provincias estaríamos hablando de un éxito mayor, pero ya se sabe que el amor a las siglas suele estar por encima de los ideales en muchos casos.

Al final me gustaría hablar, y en relación con lo anterior, de 14 escaños que han acabado por no existir por culpa de la ley electoral española. Hablo, como no, de Izquierda Unida y PACMA. 923.105 votos por un lado y 219.181 por el otro, en total más de un millón de votos que se han quedado fuera del Congreso porque es mejor hacerle el juego a vascos y catalanes que tener una ley electoral justa. El análisis de estas fuerzas, en mi opinión, no puede hacerse de acuerdo a escaños sino a votos. Hay en España dos realidades que hay que tener en cuenta, por un lado una izquierda real, anticapitalista y anti-OTAN, y por otro lado una izquierda ecologista a la que nadie ha hecho ningún caso. Los votos están ahí, como un recordatorio de la incapacidad de la izquierda para llegar a acuerdos.

Cuando haya nuevas elecciones, algo que no creo que tarde mucho, Pablo Iglesias debería reflexionar sobre esto último. Las confluencias le han aportado un éxito superior que su propia marca y ese apego a las siglas no es importante, conseguir sumar votos, bajo el nombre que sea, es lo que le permite ganar las elecciones en Catalunya, aunque prácticamente no hubiera miembros de su partido en las listas. Hay que seguir trabajando, dejar de lado sillones y poltronas y buscar un marco común de ideas que permitan, de verdad, tomar el cielo por asalto. Aunque creo que esta última frase no gusta mucho al Pablo Iglesias actual… Hay un pozo de votos que la izquierda no sabe rentabilizar, toca buscar maneras de hacerlo.

Y un último apunte que, por irónico, me encanta. Los guardianes de la Unidad de España podrán formar gobierno si Esquerra Republicana y Artur Más les dejan, y  a la hora de negociar otros partidos, con más cintura que ellos, tienen cartas ganadoras. Supongo que más de uno debe estar dándose golpes contra las paredes por no haber atendido el problema catalán con dialogo…

lunes, 14 de diciembre de 2015

El Gin Tonic y la malaria


Hoy vengo a hablar del origen de algo que se ha convertido en cotidiano pero que tiene un pasado fascinante. Y es que si hablamos del cubata de moda, el Gin Tonic, su origen está mucho más relacionado con la Coca Cola que con otros cocteles o combinados. ¿El motivo? En un principio estuvieron pensado como brebajes medicinales, algo bastante común en la segunda mitad del S. XIX, cuando la producción y distribución de estos productos curativos o incluso milagrosos fue bastante común, aunque no hubiera pruebas científicas de su eficacia. Vamos, que la Coca Cola que a día de hoy bebemos no es más que homeopatía decimonónica.

La gran diferencia existente entre el Gin Tonic y la Coca Cola es que precisamente el combinado sí que tiene, en teoría, algunas propiedades curativas; uno de sus elementos como mínimo. La tónica, en el fondo, no es más que una bebida carbonatada que tiene como ingrediente principal la quinina. ¿Y qué es la quinina? Un alcaloide que se obtiene de la corteza de un árbol llamado Quino y que se puede encontrar en los bosques de Sudamérica, sobretodo Perú, Bolivia y Ecuador. Y es este alcaloide el que contiene propiedades curativas.

Estas propiedades son conocidas desde la antigüedad por los nativos americanos, que mascaban la corteza del árbol o la utilizaban en diversos brebajes para curar fiebres; en el S. XVII los colonos españoles observaron este comportamiento y empezaron a utilizar la quinina para combatir los males, aunque sin tratar ni aislar. A partir de este momento fue introducida en Europa y la investigación sobre sus cualidades empezó, ya que empezamos a encontrar registros sobre sus propiedades en tratados de medicina a finales del S. XVII. Este camino termino en 1817 cuando dos científicos franceses: Pierre Joseph Pelletier y Joseph Bienaimé Caventou consiguieron aislar la quinina, que empezó a ser utilizada como tratamiento de la malaria.

La quinina, ahora ya aislada y convertida en pastillas, fue enviada con rapidez a las colonias tropicales de las potencias europeas, sobre todo a una India que iba cayendo, poco a poco, bajo control británico, y donde la enfermedad estaba causando más problemas al ejercito de su majestad que los nativos. Y si, la quinina ayudaba contra la malaria pero tenía un reverso oscuro: un sabor muy amargo, horrible, que hacía que tomarla se convirtiera en un suplicio para los soldados. Es por ello que a alguien se le ocurrió la genial idea de diluir las pastillas con agua carbonatada, zumo de limón y azúcar, creando la tónica y ayudando a que el mal trago fuera más llevadero.

Y claro, de ahí solo quedaba un paso. Hablamos de la India, territorio británico en aquellos momentos, por lo que por algún lado tenía que acabar apareciendo la ginebra. Aquí ya las versiones difieren, por un lado se dice que la celebración de una victoria llevo a que se añadiera la bebida a la mezcla de agua carbonatada, zumo de limón y azúcar; otras versiones hablan de que un oficial ingles decidió mezclar la tónica que tomaba para evitar la malaria con ginebra, para suavizar su sabor… Fuera como fuera parece que fue en la India donde este combinado nació, para luego extenderse, subido en los largos brazos de los comerciantes británicos, por el resto del mundo.

Lo curioso de todo esto es que a día de hoy la tónica que se vende o no tiene quinina o tiene una parte ínfima de ella, con cantidades muy inferiores a la que se tomaba para combatir la malaria en el S. XIX. ¿El motivo? La quinina, pese a ser un buen remedio contra la malaria, crea otros problemas de salud y su consumo excesivo puede llevar a sufrir alucinaciones, por lo que su uso está muy controlado en la actualidad.

martes, 8 de diciembre de 2015

La izquierda ha perdido el discurso



Imbuidos como estamos en la vorágine preelectoral, y con una campaña televisada al dedillo, hay una noticia que parece haber pasado de puntillas sobre la actualidad, más allá de la típica reseña en las noticias y el dramatismo con el que los medios gustan de recubrir, últimamente, cualquier noticia relacionada con la política. Hablo, como no, del ascenso del Frente Nacional en Francia.

Como era de esperar la mayor parte de las reacciones que hemos vivido en nuestro país han venido desde la izquierda, donde se advierte del peligro del ascenso de la extrema derecha para la democracia en Europa. El problema es que el análisis se queda ahí, y que casi un 28% del electorado de un país como Francia, conocido por sus ideas democráticas y liberales, vote un partido de Extrema Derecha es algo que merece algo más que un simple arañazo en la superficie.

¿Qué ha hecho posible este resultado? Para empezar el liderazgo de Marine Le Pen. En un partido tan personalista como el Frente Nacional era de esperar que tras la marcha del fundador, Jean Marie Le Pen, fuera su hija quien le sucediera. Lo que nadie esperaba es que Marine demostrará la habilidad política que ha demostrado, convirtiendo el partido, poco a poco, en algo mucho más serio de lo que era bajo su padre, llegando incluso a expulsarlo de la formación.

Y es que en el nuevo Frente Nacional de Marine cosas como llamar “leprosos” a los enfermos de sida como hacia su padre es algo que esta fuera de lugar. Incluso la hemos visto expulsar a nazis y evitar cualquier referencia al III Reich. Curiosamente estas medidas han encontrado críticas en algunos partidos semejantes en España, incluso algunos durante este fin de semana criticaban la “tibieza” del partido debido a estos motivos.

Obviamente el liderazgo ayuda, pero no gana elecciones; que se lo pregunten a Rivera o Iglesias… Es por ello que he decidido dar una ojeada al programa del partido para buscar motivos. Más allá de lo esperado: rechazo a la inmigración, programas de  preferencia nacional, condena del matrimonio homosexual y el aborto, pena de muerte, exaltación de los valores “republicanos y franceses”… hay un apartado que explica, y mucho, su ascenso en estos momentos. Su programa económico.

Con una Francia con cada vez más graves problemas económicos y que mira a Berlín y a Bruselas (que en estos momentos vienen a ser lo mismo) con desconfianza el discurso antieuropeo del Frente Nacional ha calado fuerte entre los franceses. Marine Le Pen sabe que cuando los beneficios bajan y aumenta el desempleo una buena manera de llegar al votante es a través de su bolsillo; y esto es algo que ha reflejado a la perfección en un discurso económico que ha convertido su formación en la primera del país.

¿Y cuál es este discurso? Resumiendo mucho, obviamente, el Frente Nacional apuesta por el proteccionismo y el intervencionismo estatal: salida del Euro y devolución del poder al Banco Nacional Francés, reindustrialización del país y protección de dicha industria con aranceles, intervención estatal en los sectores estratégicos (banca, energía, transporte, industria, agricultura…), autarquía agrícola (apoyando la producción francesa frente a la extranjera o consumiendo solo productos hechos en el país), cierre de las centrales nucleares y apuesta por energías renovables, altos impuestos a los beneficios empresariales, prohibición de entrada de extranjeros en consejos de administración de las empresas, obligación a reinvertir beneficios en la creación de empleo… En definitiva, acabar con el liberalismo y devolver el control de la economía a París para mayor beneficio del pueblo francés. ¿Resultado? Éxito rotundo en las urnas.

Lo peor de todo esto, al final, no es el número de votos… Lo peor de todo esto es que el discurso económico de Le Pen sobre el papel podría estar perfectamente respaldado por un partido de izquierdas sin ningún problema. Si se extraen del programa la xenofobia y el ataque a las libertades individuales se nos queda un discurso económico que perfectamente podía haber firmado hace un año Podemos. ¿El problema? Que la izquierda ha perdido el discurso antiliberal y de intervención estatal a favor de la ciudadanía para venderse, de nuevo, a los interés económicos de las elites. La deriva del propio Podemos es el mejor ejemplo de ello.

Lo peor de todo esto es que la deriva y el giro hacia la socialdemocracia y el apoyo a la alta burguesía se ha hecho en busca de unos votos que al final van a resultar en un fracaso. El Frente Nacional muestra que hay un grupo de votantes, bastante numeroso además, al cual se le puede seducir con ideas muy alejadas de lo que viene a ser el liberalismo y la libre empresa. Mientras todos los teóricos de la izquierda dan vueltas y vueltas para encontrar propuestas con las cuales conquistar el poder en Francia la extrema derecha se ha apropiado de su discurso y ha dado un gran paso a nivel electoral. Porque obviamente más de un cuarto de la población en Francia no es fascista, ni mucho menos, hasta hace unos años el Frente Nacional no superaba el 10% en ninguna encuesta.

En los años treinta, en un escenario de crisis económica y problemas, el fascismo y el nazismo supieron convencer a los votantes de que su discurso era el mejor para solucionar los problemas. Las clases medias y cierta parte de la clase obrera confiaron en ellos mientras la izquierda se quedaba parada mirando y sosteniendo el sistema, de nuevo, a servicio de los grandes capitales. En los años 30 la izquierda fracasó en convertir el descontento en votos y fue adelantado por la extrema derecha, no cometamos el mismo error.

martes, 1 de diciembre de 2015

Cubazuela del Norte



La de hoy va a ser corta, o como mínimo esa es mi intención. Que luego siempre me enrollo y acabo escribiendo más de lo que deseaba. Es solo una pequeña reflexión sobre la enorme importancia que tienen los medios a la hora de hacer política, y no solo por debates como el de ayer, sino en muchos otros apartados, donde quizá su importancia es aún mayor. Hablo, por ejemplo, de política internacional, como más de uno se habrá imaginado tras haber leído el título de la entrada.

Además hay una noticia de la reciente que me viene perfectamente para comentar lo que vamos a ver hoy. ¿Cuántos de los lectores saben que hubo un cambio de gobierno en Portugal la pasada semana? Seguramente pocos saben que la izquierda lusa, tras unirse, ha logrado echar del poder al derechista Passos Coelo, siendo el socialista Antonio Costa el nuevo primer ministro. Y ojo, hablo de Portugal, un país con el que compartimos península.

Ahora voy a repetir la pregunta, pero con un país un pelín más lejano. ¿Cuántos saben que en la República Bolivariana de Venezuela habrá elecciones en una semana? Esto ha salido en todos los medios y todos insisten en lo mismo, va a ser el fin del Chavismo. ¿Empezáis a ver la diferencia? Por ejemplo, todos sabemos que Nicolás Maduro, Raúl Castro o Kim Jong-Un son los dirigentes de Venezuela, Cuba y Corea del Norte respectivamente. En cambio, si pregunto quién gobierna en Paraguay, Costa Rica o Corea del Sur pocos sabrían la respuesta. ¿El motivo? Los medios no consideran importante que lo sepamos.

Es por ello que es importante tener claro, antes de sacar conclusiones, que los medios de comunicación son empresas, la gran mayoría con intereses además en los países que hemos mencionado, sobre todo los latinoamericanos, y se encargaran de hacernos saber quién se opone a sus intereses para conseguir que lo odiemos. Si además con ello logran desprestigiar a ciertos dirigentes políticos españoles afines a sus ideas mejor que mejor. Es por ello que si Arabia Saudí decapita a un par de ciudadanos por ser homosexuales nadie habla aquí en España, porque nuestro rey y el suyo son colegas…

Y para terminar un pequeño ejemplo que descubrí ayer en la cuenta de Twitter @_ju1_. Hace una semana todos los medios se hicieron eco del asesinato de un venezolano llamado Luis Manuel Diaz e inmediatamente acusaron al gobierno de haberlo asesinado. Curiosamente, a la hora de coger la foto usaron la de un ciudadano francés llamado Manuel Diaz (el hombre se queja de ello aquí) y de paso nadie menciono que era un sicario de una banda mafiosa llamada Los Plateados, y que su asesinato fue un ajuste de cuentas. Incluso la Policía Venezolana ha detenido ya a sus asesinos.

Lo curioso de la noticia es que tan pronto como fue mencionada en los medios desapareció. Al parecer pese a las quejas de Lilian Tintori (la mujer de Leopoldo López) que a día de hoy sigue llorando que su marido, un golpista que trato de acabar con la democracia en Venezuela, siga encerrado; nadie en Europa acudió al funeral del “Opositor” y ni siquiera los más críticos con el gobierno venezolano lo hicieron. ¿El motivo? El opositor no fue asesinado por el gobierno, sino por un ajuste de cuentas entre bandas.

Si alguien tiene interés en seguir toda la argumentación, empieza en este tweet.

Y recordad, no os fiéis de todo lo que salga en los medios.